Le había costado dos o tres caminatas más…hasta que lo llevó a su casa…
Disfrutaba con él, cada vez y cuando lo miraba una sonrisa la iluminaba…
Desde el año anterior al anterior, había dejado de verlo. Se conformó con solo una parte de él. Solía buscar en algunos lugares posibles, pero la nostalgia le hacía dejar la búsqueda. Se resignó y lo aceptó hermoso, luminoso, pero incompleto, el destino les había separado... aunque aquella imagen primera, la de la sorpresa, permanecía en ella.
Lo buscó en silencio,...para que nadie supiera…esperanzada a veces aunque ya lo había perdido……como se pierden los sueños que pueden volver, como no se pierden los versos pensados y entonces dejó de buscarlo…sabía que estaba y desde allí iluminaría sus navidades.
Mezcla de esperanza, de tristezas, de nostalgia, de promesas de paz y un poco vencida quiso encontrarlo, puso todo su empeño…abrió cajas, ordenó otras…se detuvo en algunos recuerdos…revolvió cajones, se le estrujaba el alma, salió a caminar para olvidarse…
Ella se fue a otro lugar, pero allí había quedado esa parte, iluminando su casa limpia, adornada en la Nochebuena.
Cando volvió ya era Navidad, pensó en él, en sus sueños, en su vida…recordó parte de la suya todo parecía más cercano, hasta el tiempo y la distancia...
Debajo de la escalera estaba aquella otra parte del pesebre de pequeñas figuras apenas brillantes de polvo, intactas y majestuosas! las vaquitas manchadas, el burrito gris descansaba, las niñas pastoras rodeadas de sus ovejitas blancas, los camellos dorados y sus tres reyes magos hermosos, llenos de joyas y esperanzas nuevas…
Ella abrió su corazón.
Agadir-MARRUECOS
Gracias Meryem por la imágen, es donde tú vives...!
Por estar teñido de nostalgias, por que la Navidad y estas fiestas están abordadas en ésta tu escritura, te devuelvo con el poema de un amigo poeta: Juan Manuel Alfaro.
ResponderEliminarTarjetas
Cuando era niño,
teníamos una hermana que vivía lejos
y cuando no podía venir en Navidad
nos enviaba una tarjeta
(pero era mejor cuando venía).
Me acuerdo que, tropezando en las comas
de la ausencia,
mi madre nos leía
los prósperos deseos,
(palabra que, por otra parte, parecía estar hecha
sólo para esa época del año:
“Feliz Navidad y próspero Año Nuevo”)
pero nosotros estábamos más interesados
en la nieve cayendo sobre un pino
o en el Niñito que resplandecía…
Pero era mejor cuando venía…
Cada vez que recibo una tarjeta,
me acuerdo de aquellas Navidades,
de mi madre sentada bajo la glicina
con el sobre en la mano;
de nosotros rodeándola,
forcejeando entre las sonidos
de los prósperos deseos,
para ver esa imagen que llegaba de lejos…
Pero era mejor cuando venía.
Y cada vez que envío una tarjeta
(las pocas veces que envío una tarjeta)
con las mismas palabras que se escriben siempre,
siento que soy el ausente
y me ilusiono pensando que, quizás, al recibirla,
al leer los consabidos prósperos deseos,
alguien dirá “era mejor cuando venía”.
Juan Manuel
Paraná, 23 de diciembre de 2009
Guillermina,gracias por acompañarme, clara la poesía de Juan Manuel, un recuerdo para él, nostalgia y esperanza a la vez... "como se pierden los sueños que pueden volver"- dicen mis versos-
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